Que nos apasionan las historias de las personas creativas no es nada nuevo, pero cuando además ello se junta con ilusión y ganas ¡¡nos encanta!!
«Los valores de Clar de Clara van mucho más allá de los convencionales que rigen las agencias y estudios creativos».
Así define su proyecto Clara Moragues, fundadora de Clar de Clara, estudio que lleva a cabo proyectos de Diseño, Comunicación y Marketing Digital.
Aquí tenéis un trocito más de ella, ¡disfrutad!
- Cuéntanos un poco en qué consiste tu proyecto profesional: «Clardeclara»
La verdad es que este proyecto llevaba años gestándose muy poquito a poco. Mis ganas de hacer algo mío, algo propio eran inmensas y ahora puedo decir que me dedico a ello 100%.
Todo empezó como una Clara (yo misma) freelance que se dedicaba al Diseño Gráfico, ilustración y a la gestión de Redes Sociales. Pero en poco tiempo el proyecto ha dado un salto enorme y se ha convertido en un grupo de personas creativas (para mi, las mejores) que comparten la misma pasión, valores y ética que yo, y que juntas, llevamos a cabo proyectos de Diseño, comunicación y marketing digital.
No me gusta definirlo como un estudio o agencia, porque los valores de Clar de Clara van mucho más allá de los convencionales que rigen las agencias y estudios creativos. Para mi, lo que prima es la libertad en todos los niveles, creativa, de horarios, de ubicación… Nunca he creído en el sistema de 8 horas 5 días a la semana (que nunca es así) en una oficina. Todas las personas que colaboran conmigo tienen total libertad en todo, ya que tengo comprobadísimo que cuanta más libertad das mejor es el resultado creativo.
Así que en eso consiste Clar de Clara, en reunir a las mejores personas creativas para realizar proyectos de Diseño, ilustración y comunicación digital increíbles.
- ¿Cuál es tu principal fuente de inspiración?
La siesta. Es broma jajaja (o no). Nunca me ha gustado mucho esta pregunta. O más bien, no me gusta la respuesta que se espera de ella. Lo normal sería caer en el típico tópico de “me inspiran los días de lluvia, las películas ambientadas en París, la música jazz, los viajes, la naturaleza y los libros…”
Y bueno, puede que esas cosas me inspiren a momentos, pero bajo mi punto de vista, quien responde eso es puro “postureo”. Mi inspiración depende de mi estado de humor. No existe una fuente principal. Como me pilles de mala leche no hay nada que me inspire, excepto una buena siesta.
Y si estoy de buen humor (suele ser el caso), me puede inspirar desde la etiqueta del bote de champú nuevo que he comprado y que estoy mirando mientras me ducho, a una escena de una serie de Netflix, a una publicación de una persona desconocida en Instagram, e incluso el silencio. Debo decir que el silencio me inspira bastante.
Me encantaría poder responderos más concretamente, pero os estaría mintiendo. Todo cambia, y la inspiración también. Y soy de las que piensa como Picasso: “Que la inspiración te encuentre trabajando”.

- ¿En qué te formaste? ¡Sabemos que fuiste bailarina!
¡Wow! ¿Cómo sabéis eso? Jajaja. Me formé en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y el último curso de la carrera me concedieron una beca internacional para terminarla en la Escola de Comunicaçoes e Artes de Sao Paulo, Brasil.
Y sí, desde los 9 años también estudié danza, pero no ballet, sino danza oriental y Bollywood. Durante mis años en Barcelona combinaba los estudios con ser integrante de una compañía de danza oriental.
Una vez terminada la carrera, me dediqué a viajar hasta que volví a Mallorca y realicé un Máster en interiorismo y decoración en la EDIB. Pero, cosas de la vida, acabé dedicándome profesionalmente al Diseño Gráfico y al Marketing.
Todo cambia, y la inspiración también. Y soy de las que piensa como Picasso: “Que la inspiración te encuentre trabajando”.
- ¿Qué puedes contarnos sobre tu faceta como ilustradora?
Todo empezó cuando comencé a viajar. Yo estaba acostumbrada a pintar sobre lienzo y en acrílico y, además, pintaba cuadros de dimensiones bastante grandes. Al viajar tanto, me di cuenta de que estaba dejando de pintar/dibujar y de crear, ya que no podía llevarme todo el material conmigo siempre, por lo que cambié el formato y empecé a ilustrar con lápiz y papel en cuadernos pequeños que me iba comprando.
Más adelante me inicié en el mundo del tatuaje, con lo que el dibujar en esos cuadernos se convirtió en una rutina. Sin embargo, me tuve que enfrentar al momento de los cambios que pide la gente al hacerse un tatuaje personalizado. Cada cambio en el dibujo suponía empezar desde cero. El tiempo que invertía era escandaloso, no me compensaba y… ¡Apareció el Ipad Pro para salvarme! Y con él mi inicio en el mundo de la ilustración digital que es con lo que trabajo actualmente.
Ahora mismo, hago mis proyectos personales en los que dibujo lo que me apetece y también realizo retratos por encargo.
- ¿Cómo crees que está afectando esta situación al marketing digital?
Creo que ha habido un “boom”. El marketing digital, al igual que el Diseño, estaban infravalorados. La gente no veía su potencial hasta que ha llegado una pandemia mundial que ha provocado los cierres de millones de establecimientos y negocios. Aquí ha sido cuando la gente se ha dado cuenta del inmenso poder que tiene el mundo online y nos hemos tenido que adaptar al mundo digital para sobrevivir.
Las páginas web y tiendas online para poder seguir vendiendo. Las redes sociales como principal método de comunicación. El Diseño para destacar, diferenciarse y generar confianza… Estamos en un momento en el que todo lo hacemos de forma digital, ¡hasta las cervezas se hacen por “Zoom”!, así que quien quiera sobrevivir a todo esto deberá adaptarse.
En general, creo que toda esta situación ha sido positiva para el marketing digital ya que ahora se le empieza a dar el valor que se merece y a los profesionales que nos dedicamos a esto se nos empieza a entender.
- ¿Rincón favorito de Mallorca?
El faro de Cap Blanc. Las puestas de sol allí son espectaculares. Se respira mucha paz.
- ¿A dónde te gustaría escaparte si pudieras?
Si os digo la verdad, ¡ahora mismo me iba hasta a Albacete! Jajaja Tengo unas ganas locas de que me dejen viajar otra vez. Supuestamente en Agosto tenía que irme a Filipinas y no pude, así que supongo que si pudiera escaparme me iría allí.

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