Hoy queremos presentarte a Elena Gual, una joven pintora y artista mallorquina con un estilo propio, que trata de desarrollar su gran pasión por el arte en cada una de sus obras.
¿Qué estudiaste?
Estudié pintura y dibujo académico en la Academia de Arte de Florencia. Fueron tres años en los que tuve que dejar a un lado la creatividad y centrarme únicamente en aprender la técnica, concretamente la misma técnica de pintura y dibujo que se utilizaba en el renacimiento por artistas como Michelangelo, Raphael, Caravaggio o Da Vinci.
No llegué a tocar un pincel hasta el segundo año. Podíamos estar hasta tres meses acabando un solo dibujo a carboncillo, intentando copiar tal cual un modelo que posaba en vivo o una escultura sobre papel, únicamente utilizando dos tonos, el blanco y el negro. En esos tiempos no me daba cuenta de lo importante que eso iba a ser para mi carrera artística.

El último año y medio de carrera se basó en la precisión de la mezcla de tonos y colores tanto como para la piel como para bodegones. Hice mi Erasmus en la Academia de Nueva York, donde tuve la oportunidad de trabajar en el MET (The Metropolitan Museum of Art) pintando una de mis obras favoritas de la época impresionista “Madame X”.
Más adelante, continué el siguiente año formándome en distintas universidades de Londres, en las cuales estudié diferentes cursos sobre arte contemporáneo.
¿Cuándo empezaste a pintar?
Empecé a pintar cuando era muy pequeña. Crecí como hija única, así que pasaba la mayoría de mi tiempo en actividades extra escolares, una de ellas bellas artes. Yo diría que llevo pintando desde que tenía unos seis años. Pero fue durante mi año sabático, en el museo de Van Gogh, en Amsterdam, delante de un cuadro suyo, donde me di cuenta que no quería ser arquitecta, que lo que quería era ser pintora.

¿Cuál es tu principal fuente de inspiración?
Mis viajes, sin duda. Cada año desde que tenía seis años me iba con mi padre de viaje a distintos puntos de África, Asia y Sudamérica. Me enamoré de esos continentes, su naturaleza y sus colores, pero lo que siempre me llamó la atención fue la belleza y fuerza que transmitían las mujeres.

Antes de empezar la carrera hice un año sabático, en el cual estuve dando clases de inglés y arte en un orfanato durante cuatro meses. Fue ahí donde viví la desigualdad de la mujer, la cual intenté capturar y transmitir mediante la fotografía, y que hoy en día intento fomentar en mi trabajo de pintura.
¿De qué manera está afectando la situación actual del COVID-19 a tu trabajo?
Sinceramente no he visto mi trabajo muy afectado en cuanto a producción, he tenido que posponer un par de obras que tenía que tener listas para una exposición, ya que no he podido conseguir los lienzos.

Pero esta situación me ha dado mucho que pensar. Estoy compartiendo mis conocimientos de pintura con personas a las que les gusta el arte pero no han tenido la oportunidad de estudiarlo. Me está gustando mucho dar clases en directo y disfrutar de esta comunidad que he creado gracias a Instagram. Además, me he dado cuenta de la conexión tan fuerte que tenemos globalmente, personas de distintos países con gustos similares, conectadas por el arte y la pintura.

Este tiempo en casa también me ha dado la oportunidad de conocerme más, he aprendido a seguir experimentando sin miedo y atreverme a probar cosas nuevas. Siempre había pensado que no lo hacía por falta de tiempo, pero me he dado cuenta que no lo hacía por miedo al fracaso.
¿Qué es lo que más te gusta de pertenecer al mundo del arte?
Creo que el hecho de que cada día sea diferente es algo que aprecio un montón. Cada día aprendo algo nuevo que puedo añadir a mi obra, desde una técnica hasta un sentimiento nuevo. Me encanta fijarme en las cosas esenciales de la vida, una simple hoja y los mil nervios que contiene, las sombras que crea la luz del día en las caras de la gente, los rasgos de un perfil que a lo mejor para esa persona son demasiado grandes, para mi son perfectos y expresivos.

He leído muchas veces que elegir el arte como tú camino de vida es algo egoísta, y supongo que lo que más me gusta de pertenecer a este mundo artístico es demostrar que eso no es cierto, que cada lienzo que pinto está también pensado para crear un sentimiento en el público, algo que les pueda hacer reflexionar e incluso transmitir un sentimiento de paz.
¿Cómo definirías tu estilo como artista?
Supongo que me gusta pensar que mi estilo es una mezcla de épocas y siglos, combinados para encajar en el que vivimos. Un dibujo renacentista, con colores y texturas del impresionismo, con un enfoque contemporáneo, el actual del siglo XXI.

¿Qué importancia tiene para ti el arte en la sociedad?
En este aspecto depende mucho a lo que llamemos arte. Para mi todo es arte, desde una atleta hasta un médico que realiza la operación perfecta.
Pero si hablamos de arte cultural yo diría que la importancia de éste proviene desde que se creó el mundo. El arte ha sido y es un espejo de nuestra evolución, de la religión y de la sociedad. Es también una forma de expresión que nace desde el corazón hasta la mente.
Yo no creo que fuese pintora sin haber visto todas las obras de teatro, películas y museos que he visto, sin haber escuchado canciones que me hagan pensar, ni libros que hayan llevado mi imaginación a sitios que nunca había imaginado.
El arte es inspiración para todos, de todas las maneras que existe, es libertad.

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